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masoneria en la republica argentinaby Bro. Eduardo Mauricio Sebastianelli Los orìgenes de la Masonerìa en la Repùblica
Argentina datan del comienzo del siglo XIX, a pesar que el historiador Martìn
Lescano, afirma que la instalación de la primera logia masónica es posterior a
1795 y anterior a 1802. La habrìan fundado residentes franceses en Buenos Aires,
con el nombre de Logia Independencia; pero se carece totalmente de
documentación y de pruebas históricas convincentes. Pero a fines de Marzo de
1803, un caballero portugués llamado Juan Da Silva Cordeiro, levantó una logia
masónica, bajo la advocación y tìtulo de San Juan de Jerusalén de la
Felicidad de esta parte de América. Cordeiro habìa sido iniciado en la Logia
Matritense de la Capital de España, y poseìa el grado 33, que le fue
otorgado en Baltimore, en el año 1799. Debemos destacar que, la masonerìa
portuguesa fue desde su comienzo influenciada por la masonerìa de Alemania y
Francia con el iluminismo revolucionario y la reforma de la masonerìa krausista,
y que esta nutrió evidentemente a la masonerìa iberoamericana. Podrìamos asegurar que la logia San Juan de
Jerusalén de la Felicidad de esta parte de América ss la verdadera fundadora
de la Masonerìa en la repùblica Argentina. Con la muerte de Da Silva Cordeiro,
esta logia en 1810 habìa abatido columnas. La logia Lautaro fue fundada en el año 1812 y sus miembros organizaron posteriormente otras Logias en las provincias argentinas de Córdoba, Santa fe y Mendoza, como asì también en Santiago de Chile y en Lima, Perù. Muchos antimasones han tratado de alejar la figura del General San Martìn de las filas de la masonerìa, queriendo demostrar que la logia Lautaro no era una logia masónica, sino más bien una asociación polìtica y secreta, o que el General San martìn no perteneció jamás a la masonerìa. Pero podemos tomar como referencia un párrafo de la carta enviada por San Martìn al general Guillermo Miller, y fechada el 19 de Abril de 1827, donde San Martìn expresa: No creo conveniente que hable usted lo más mìnimo de la Logia de Buenos Aires. Éstos son asuntos enteramente privados y aunque han tenido y tienen gran influencia en los acontecimientos de la revolución de aquella parte de América, no podrán manifestarse sin faltar por mi parte a los más sagrados compromisos. Por otro lado, es significativa también la carta de Mariano Balcarce, enviada desde Parìs, con fecha 30 de Septiembre de 1860, donde manifiesta: Siguiendo fielmente las ideas de mi verdadero señor padre polìtico (refiriendosé al General Don José de San Martìn) que no quiso en vida que se hablase de sus vinculaciones con la masonerìa y demás sociedades secretas, considero debo abstenerme hacer uso de los documentos que poseo al respecto. En la enciclopedia de la
Francmasonerìa, A. Gallatin Mackey nos dice: ahora bien, la Logia se
componìa de dos cámaras o secciones: la simbólica o azul, que constaba de los
tres primeros grados masónicos, y la superior o roja, compuesta de los grados 4°
y °, Rosa Cruz y Kadosh, para usar la terminologìa masónica. A esta cámara la
denominó San Martìn Gran Logia de Buenos Aires, y fue la que actuó en polìtica
con prescindencia de Lautaro, la cual no intervenìa para nada en las
deliberaciones de aquélla. Conviene que expliquemos bien esto. En realidad, en
vez de uno, eran dos organismos, aun cuando guardaban entre sì una estrecha
relación.
En cambio, en la Gran Logia, eran recibidos todos aquellos
hermanos que habìan demostrado su patriotismo, su valentìa y eran recibidos en
el cuarto grado, donde se les mostraba el verdadero significado polìtico, que
tubo por algùn tiempo en sus manos los designios de la Patria. De esta manera se
comprende fácilmente la importancia de la Gran Logia, en la cual, el secreto
debìa ser la base de su funcionamiento. Hubiese sido imprudente combatir a la
luz del dìa. El general San Martìn, nunca formó parte de los oficiales de la Logia Lautaro, y esto fue asì, dado que él presidìa la Gran Logia de Buenos Aires, secundado por El Lugar Teniente Carlos Marìa de Alvear. Secretario del Norte: José F. Agrelo. Secretario del Sur: Tomás Guido. Gran Orador: Hipólito Vieytes. Los demás cargos se distribuyeron entre los hermanos Posadas, Rodrìguez Peña, Alvarez Jonte, Sarratea, Luca, Chorroarin Belgrano y Somellero. El hecho de que la Gran Logia contara con dos secretarios, nos demuestra que su accionar no estaba limitado al territorio argentino, sino que se extendìa más allá de sus fronteras. La constitución de la Gran Logia aprobada el 23 de Julio de 1812 era un manuscrito del cual solo existìa un ejemplar y era leìdo en todas las tenidas magnas y cuyo preámbulo expresaba lo siguiente: Gemìa la América bajo la más vergonzosa y humillante servidumbre dominada por el cetro de hierro de España y por sus reyes, como es notorio en el mundo entero y lo han observado por tres siglos con justa indignación todas las naciones. Llegó por fin el momento favorable en que, disuelto el gobierno español por la prisión de su monarca; por la ocupación de España y por otras inumerables causas, la justicia, la razón y la necesidad, demandaba imperiosamente el sacudimiento de este yugo. Las provincias del Rìo de La Plata dieron la señal de libertad: se revolucionaron, han sostenido su empresa con heroica constancia; pero desgraciadamente, sin sistema, sin combinación y casi sin otro designio que el que indicaban las circunstancias, los sucesos y los accidentes. El resultado ha sido haber dado lugar a las querellas de los pueblos, al extravìo de la opinión, al furor de los partidos y los intereses de la ambición sin que los verdaderos amigos de la patria pudiesen oponer a estos gravìsimos males otro remedio que su dolor y confusión.
Este ha sido el motivo del establecimiento de esta Logia que
debe componerse de caballeros Americanos que distinguidos por la libertad de las
ideas y por el fervor de su patriótico celo, trabajen con sistema y plan en la
independencia de la América y su felicidad, consagrando a este noblìsimo fin
todas sus fuerzas, su influjo, sus facultades y talentos, sosteniéndose con
fidelidad, obrando con honor y procediendo con justicia bajo la observancia de
las siguientes constituciones. 1. Que a la Logia que él pertenecìa en España se llamaba Sociedad Lautaro y que era la reunión de americanos a la que fue incorporado en Cáliz. 2. En Londres asistió a la Sociedad establecida en la casa de los diplomáticos de Venezuela, donde fue ascendido al quinto grado como lo fue el general San Martìn; y que esta estaba relacionada con la de Cáliz y otras. 3. Que él ha creìdo que el general Bolìvar ha sido fundador de la Sociedad en España, o que ha tenido una parte en su fundación. 4. En Londres conoció al diputado de Caracas, Méndez y al Secretario Bello, al padre Mier, al marqués del Apartado, al doctor Villa Orribia, a don Manuel Moreno y otros más. 5. Que cinco eran los grados de iniciación, y que solo recordaba que el primero era Independencia, y el segundo la Repùblica. 6. Que en Cáliz se llamaba Sociedad Lautaro, en cambio en Buenos Aires se la denominó Logia Lautaro.
Alberdi fundó en Montevideo una asociación igual
a la de Buenos Aires, y en ella ingresaron Mitre, Cané, Mármol, Varela y muchos
más. Allì funcionaban logias que habìan recibido su regularización del Brasil en 1855. Entre los primeros masones
argentinos inscriptos en 1856 en la logia madre para la Repùblica Argentina,
figuraba: Domingo F. Sarmiento, Santiago y Francisco Albarracìn, Carlos Casares
y Rafael Hernández. La logia Unión del Plata, a los pocos meses de su
creación dio origen a la logia Confraternidad Argentina (27 de Noviembre
de 1856), nacida a raìz de las luchas polìticas de la época entre los unitarios
y los federales. Con estas logias generadoras del Supremo Consejo y Gran Oriente Argentino se constituyó el 22 de Abril de 1858, la Potencia masónica de la Repùblica Argentina con su soberano Gran Comendador del Supremo Consejo y Gran Maestre del Gran Oriente, el abogado José Roque Pérez. Roque Pérez habìa recibido el grado 33 del Supremo Consejo de Uruguay, a quien solicitó el 13 de Septiembre de 1858 la regularización del Gran Oriente y del Supremo Consejo para Argentina. El Supremo Consejo Uruguayo, constituido en 1855, por carta patente concedida por su similar brasileño, otorgó carta constitucional a la masonerìa Argentina, el 21 de Septiembre de 1858; incorporándose de esta forma a la familia masónica universal. De esta manera, se originó lo que podrìamos llamar el segundo perìodo de la masonerìa en la Repùblica Argentina. BIBLIOGRAFIAMartìn Lezcano Las Sociedades Secretas y Polìticas en Buenos Aires, Buenos Aires 1927 Anîbal A. Rottjer La Masonerìa en Argentina y en el mundo, Ed. Nuevo Orden 1976 Gallantin Mackey Enciclopedia de la Francmasonerìa, Ed. Grijarbo Mexico 1981 Emilio J. Corbière La Masonerìa, Ed. Sudamericana, Buenos Aires 1998 Alcibiades Lappa La Masonerìa argentina a travéz de sus hombres Carlos Sánchez Viamonte El pensamiento liberal argentino en el siglo XIX, Buenos Aires 1957 |
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