The Masonic Trowel

... to spread the cement of brotherly love and affection, that cement which unites us into one sacred band or society of brothers, among whom no contention should ever exist, but that noble emulation of who can best work or best agree ...


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EL MANDIL

José María Villa
Resp... Log... Sol de Mayo Nro 8
Oriente de Buenos Aires


Al entregar el Mandil al neofito, el V:. M:. le dice:

"Recibid este mandil, distintivo del Masón, y más honroso que todas las condecoraciones humanas, porque simboliza el trabajo. y sin el nunca deberéis de estar en logia".

Al recibirlo, lo imprimimos en nuestra memoria como el primer regalo que recibimos de la Masonería y es la primera evidencia tangible de haber sido

admitido: Es además el primer símbolo sobre el que recibimos una explicación. Todo esto nos lleva a pensar que estamos en presencia de un símbolo muy importante en la M:. En el mundo profano, el mandil es un delantal que se sujeta al cuerpo a la altura del cuello o la cintura, para proteger la ropa durante los trabajos.

Si bien muchos pueblos antiguos usaron el mandil como símbolo místico, (debido a la creencia de que el asiento de los instintos animales es la región hipogástrica, y por lo tanto, debe cubrirse y protegerse en pos del pulimento espiritual) su origen como vestimenta asociada al trabajo se remonta a la Biblia, cuando en el Génesis, se menciona que Yahvé Dios vistió Adán y su mujer con túnicas de pieles cuando los expulsó del jardín de Edén, para que trabajen la tierra. Anteriormente Adán y Eva habían elegido la protección de las hojas de parra (símbolo de la sabiduría)

Aquí las túnicas de piel se utilizan como vestido para trabajar sobre la Tierra. El mandil es tomado pues por la Masonería para simbolizar el trabajo físico del hombre sobre la Tierra, a través del cual logre perfeccionarse y dominar el Arte de la Vida o Arte Rea,..

El mandil del Masón es generalmente de 14" de ancho, con 12" de alto, con babeta de 3" de alto. En cuanto a la manera de llevarlo, los aprendices Masones lo hacen con la babeta levantada, simbolizando así el anhelo de crecer espiritualmente. El reverso del Mandil del maestro es de color negro y se lo utiliza únicamente durante los trabajos de Logia Fúnebre. Al centro del cuadrado deberá observarse un cráneo humano sobre 2 huesos en aspa, los mismos que representan: la muerte, el luto y la desolación.

El triángulo es emblema del espíritu del hombre, el cuadrado representa la materia humana, y el polígono en el que se transforman el cuadrado y el triángulo por la forma en que usan el mandil los aprendices, simboliza el trabajo del iniciado al pretender modelar la piedra bruta, educar su espíritu para dominar la materia y moralmente lo obliga a entablar una lucha consigo mismo para dominar las pasiones. Debemos tener presente que el mandil en el sentido material, representa el trabajo del hombre, en este trabajo debe protegerse para no mancharse o lastimarse con las aristas de su piedra bruta.

La talla de la piedra bruta, es decir, el trabajo individual realizado por el aprendiz, se vincula erróneamente a la idea absolutamente profana de libertad, cuando debería relacionarse con la noción iniciática de Liberación, puesto que el trabajo masónico es una obra colectiva.Este frecuente error se debe a las lecciones masónicas del siglo XIX y la afirmación de Oswald Wirth: "El masón libre en la logia libre", que refleja un estado de espíritu individualista y profano, en tanto que la talla de la piedra bruta se efectúa por una persona, en una asamblea integrada por una comunidad de iniciados.

Como corolario, digamos que todo el simbolismo masónico destaca la finalidad esencialmente operativa de la Orden cuyo nombre es sinónimo de construcción.

Para lo cual es necesario realizar algo en el dominio, intelectual o el de la realización objetiva. Así como el Mandil se coloca por encima de toda otra vestimenta, el Masón deberá ser, por encima de toda otra consideración, un trabajador, en el sentido más elevado. Es decir, aquel que concibe y realiza una obra o actividad inspirada por un ideal cuya característica distintiva es el amor a esa obra emprendida.

Desgraciadamente en nuestra cultura se asocia el trabajo a una debilidad y a la dependencia de un Jefe o patrón. Es en consecuencia una marca de inferioridad y por lo tanto indigna de un hombre de buena posición.

Para ser reconocido no alcanza con tener riqueza y poder, es necesario que estos sean puestos de manifiesto, porque la estima solo se logra ante la evidencia. Un cierto grado de ociosidad es considerado un medio de conseguir el respeto de los demás. La abstención del trabajo se convierte en marca de éxito económico y la aplicación al trabajo es signo de pobreza y dependencia. Surge así una Clase ociosa, cuyo rasgo característico es no hacer ninguna tarea útil de una manera ostensible. Sus ocupaciones son: el gobierno, la guerra, los deportes y las practicas devotas.

La abstención del trabajo no es solo un acto honorífico sino algo requerido por el decoro. De este modo el trabajo se convierte en algo indigno para quien ha nacido noble y libre.

Esta idea viene transmitida en nuestra cultura desde tiempos inmemoriales y ya lo hemos hecho carne al punto de que concientemente somos incapaces de reconocer hasta que punto estamos influidos por la conducta del grupo en el que nos ha tocado vivir. El signo "el trabajo es un castigo divino", representado por la expulsión del Paraíso (donde no existía el trabajo), ha hecho del acto de "ganarse la vida con el sudor de la frente" un signo, como decíamos, profundamente relacionado con la malignidad del hecho de trabajar, tanto por lo que supone de esfuerzo como por los riesgos que conlleva.

La actual interpretación cristiana del trabajo, que ha influido tanto en nuestra cultura, proviene del Concilio de Trento. Según algunos se omitió el "secreto bíblico" de la existencia de dos dioses: Adonai (que creó al primer hombre, Adán, para que fuera su esclavo y juguete) e Iblis (que, compadeciéndose de la criatura, le proporcionó el espíritu, la inteligencia y la compresión). Este Iblis sedujo posteriormente a Eva, compañera de Adán, naciendo del encuentro Caín.

Por lo tanto, de los amores ortodoxos de Adán y Eva surgió Abel y de los encuentros "luciferinos" de Eva nació Caín, sólo que este Caín era hijo del Dios de la inteligencia y de la comprensión y en consecuencia, el hijo tradicionalmente "malo" de la Biblia, se convierte en hijo "bueno" del secreto.

A raíz de esta maniquea situación (y el maniqueísmo fue también considerado una herejía), la confrontación bíblica entre Abel (el trabajador competente que agrada a Dios con su forma de actuar) y Caín (el delincuente, asesino, vago, incompetente y envidioso) queda modificada cuando este último cuanta que a él siempre le habían tocado los trabajos pesados, los que nadie quería (trabajar la tierra, sembrar, recoger, pasar frío y calor, estando expuesto a los riesgos de este tipo de trabajo), mientras que Abel, (convertido en todo un "señorito"), estaba encargado de vigilar plácidamente los rebaños tumbado en placenteros prados.

Dada la paternidad que antes hemos contado, los sacrificios de Caín al Dios Adonai (deidad opuesta como recordaremos de Iblis, el padre de Caín) son rechazados. El humo de su pira es negro y se desparrama por el suelo mientras que el humo del sacrificio de Abel sube blanco hacia el cielo. Caín se convierte en ese momento en el "santo patrono" de los sufridos trabajadores, y todos sus descendientes trabajarán sin cesar para mejorar la suerte de los hombres.

Los "signos" que rigen inconscientemente nuestra forma de entender el mundo, pueden explicarse de muchas maneras. Los "buenos" no lo son y los "malos" suelen tener sus explicaciones para serlo.

El trabajo duro y penoso (el trabajo cargado de "riesgos") ha sido siempre considerado como la parte negra de la humanidad (y, lamentablemente sigue siendo idéntica la situación) y el "trabajo" sin "riesgos", el trabajo de los privilegiados.

En esta disputa permanente entre los trabajadores y la Clase ociosa (Gobernantes, militares, deportistas y sacerdotes) los masones al colocarnos el mandil símbolo del trabajo, hemos tomado la posición de honrar al Trabajo como camino y medio de realización espiritual y defender, fraternalmente, a los trabajadores, por lo que no es de extrañar que muchos sindicatos hayan sido creados por masones.

Quizas podamos comprender entonces a los antiguos canteros cuando decían en su oración:

Si yo obro por amor del beneficio como un fruto olvidado, me pudriré en el otoño.

Si yo obro para complacer a otros como la flor de la hierba, me marchitaré en la tarde.

Pero si obro por amor al bien, en el Bien permaneceré

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Last modified: March 22, 2014